Un total de 320 mujeres de las cuencas del Paute y Jubones salieron de sus casas y comunidades para atender al llamado de la dirección de Equidad Social y Género del Gobierno Provincial del Azuay. Santa Isabel y Sevilla de Oro fueron los cantones donde se encontraron y disfrutaron de un tiempo para ellas.
Marzo es el mes para evidenciar los resultados obtenidos de los diferentes proyectos y procesos ejecutados a lo largo del año en los territorios azuayos. Todos los eventos no son aislados y cumplen con un objetivo en común, el defender y exigir el derecho de las mujeres. Desde el primero de marzo, la dirección de Equidad Social y Género activó su campaña digital: “Todas las mujeres. Todos los derechos. Todos los días”.
El pasado sábado en Santa Isabel se reunieron las mujeres de las comunidades de Ñamarín, Victoria del Portete, Moya, Huasipamba, Iguila Corral, Virgen de las Aguas, Huertas, Puente Loma, Sanglia, Jubones y Zhipta. En Sevilla de Oro las mujeres de las comunidades de Guaylo, Guaña, Chocar y Santa Teresita de Delegsol, Cuchiguzo, Uzhupud, El Pan (cabecera cantonal), Santa Teresita, La Merced, Ñuñurco, San Pablo, Santa Rita, Santa Rosa y Jordán se reunieron el día domingo. El encuentro de las Comunidades de Equidad se dio con la presencia de 26 comunidades.
“Por segundo año consecutivo estos encuentros se desarrollan dentro del marco de conmemoración del 8 de marzo. Se aprovecha este mes para efectuar el encuentro de las Comunidades de Equidad que pertenecen a la cuenca del Jubones y la cuenca del Paute. El objetivo principal de los dos encuentros fue que las mujeres intercambien sus experiencias, incrementen su confianza y fortalezcan sus lazos comunitarios al viajar; muchas de ellas, no han tenido la oportunidad de hacerlo. Estos encuentros se vuelven toda una experiencia al vivir y disfrutar la diversidad del Azuay”, Paulina Toledo, técnica de la dirección de Equidad Social y Género del Gobierno Provincial del Azuay.
Patricia Gutiérrez, parte del equipo encargado de liderar las jornadas de trabajo con las mujeres que forman parte del proyecto Comunidades de Equidad del GPA. A través de dinámicas como el poner sus nombres con adjetivos calificativos permitieron un trabajo comunicativo y de integración entre mujeres rurales. “El tema del contacto, del poder mirarse y compartir vivencias similares permitió evidenciar varios elementos como el hecho de entender que los hombres tienen el derecho a salir varias veces, cuando ellas solo lo hacen por cosas puntuales como educción o salud de sus hijos. No salen solas y muchas de ellas, salieron el pasado fin de semana por primera vez de sus comunidades. Algunas de ellas lo justifican por el hecho de ser mujeres.
Los encuentros de Comunidades de Equidad permiten a las mujeres entender la importancia de un espacio para ellas, para su aprendizaje, recreación y crecimiento personal. No salen solas, no se han dado la oportunidad de tener un tiempo de autocuidado que nada tiene que ver con sus hijos, esposos, animales y cuidado de la casa”.
El juego, la reflexión y el compartir entre mujeres permitieron fortalecer el trabajo organizativo, la comunicación asertiva y el trabajo en equipo comunitario y organizativo que lidera el GPA en cada territorio azuayo a través de los proyectos de Género; por citar un ejemplo a través de la propuesta pedagógica “Comunidades de Equidad” se incide en dos niveles el trabajo directo con las comunidades y organizaciones sociales para el desarrollo de estrategias y acciones en la base, la construcción de Redes de Mujeres Campesinas para fortalecer acciones de incidencia política desde la comunidad hacia afuera, en distintas escalas.
Y el segundo, orientado a señalar las rutas institucionales para la prevención, atención, sanción y eliminación de la violencia de género que tienen las mujeres rurales; clarificando las competencias de las diversas instancias. “Damos a conocer a las mujeres y niñas sobre los derechos que tienen y las funciones de quienes deben atenderlas con visión de género y estricto cumplimiento al principio de diligencia a las víctimas. Tras analizar las dificultades de acceso de las mujeres de zonas rurales a estas rutas sugerimos formas alternativas de apoyo o acompañamiento sostenido para mejorar el acceso y la exigibilidad”, puntualizó Ximena Bernal, directora de Equidad Social y Género del GPA.
Mercy Yolanda Morocho Rivas de la comunidad de Sanglia del cantón Oña, beneficiaria del proyecto Comunidades de Equidad y participante del encuentro refirió: “El trabajo en grupo nos sirve de mucho, juntas podemos alcanzar, de manera individual no hacemos mucho ni por uno mismo, peor por la comunidad. Gracias al proyecto de Comunidades de Equidad hemos aprendido a comunicarnos, en las comunidades hacíamos uso de la comunicación agresiva. Con el diálogo podemos encontrar soluciones”.
El profesional encargado del taller, especificó que aún las mujeres reproducen frases como: “Yo no trabajo”, cuando la realidad es que no reciben remuneración por todas las actividades y el cuidado de la familia, el hogar, sus huertos y sus animales. “Hay un trabajo permanente, no visibilizado y peor reconocido. En estos encuentros es hermoso verlas sonreír y ayudarlas a reconocer sus fortalezas y potencialidades. El autocuidado es sentirse bien y ser feliz y eso necesitan las mujeres”.
Rosa Cajamarca Ortega, moradora de la comunidad Virgen de las Aguas de la parroquia San José de Raranga del cantón Sígsig e integrante del proyecto Comunidades de Equidad, tras el encuentro precisó: “A través de este proyecto he podido vivir muchas experiencias entre ellas, conocer a las compañeras de otras comunidades, juntas hemos aprendido a exigir nuestros derechos, nadie tiene porqué humillarnos diciendo tú no puedes. Tener un tiempo para nosotros es muy importante para aprender y fortalecernos como mujeres”.